Document
Área de identificación
Serie
Clave de serie
I129ENL.a.
Distinción, reconocimiento
Proyecto
Derechos
Reservados
Licencia de uso
CC BY-NC-ND 4.0
Clave de inventario
I129ENL.a.0032
Nombre del programa
Dolores Castro
Número de programa
0032
Producción general y/o coproducción
Área de contenido
Género radiofónico
Resumen
Charla de Héctor Azar y Dolores Castro. Comenta Dolores que se conocieron en la Facultad de Filosofía y Letras, cuando publicaban una hoja de lectura. Pero Azar dice que la conoció en la Sala Ponce, estaba con Rosario Castellanos. Dolores nació en Aguascalientes, la bautizaron en Zacatecas, donde vivió seis años, aprendió sus arcaísmos (o “zacatequismos”), de sus papás. Javier Peñalosa fue su marido. Fue a Ciudad de México, estudió en un colegio de monjas de Dolores G. de León y Luis León (astrónomos ambos). Francisco de la Maza fue su maestro de historia. Ahí conoció a Rosario Castellanos, estudiaron la secundaria y después se fueron a la preparatoria. Sobre Rosario, dice que era hija única y fue como su hermana. Las dos entraron a estudiar derecho, Dolores terminó, pero no era su vocación. Trabajando en un despacho de abogados conocieron a Wilberto (Cantón Moler), quien tenía su revista Espiga. Rosario dejó leyes y se fue a Filosofía, la rescató un profesor. Dolores al estudiar en Mascarones, compartió con los alumnos españoles refugiados como Manuel Durán Gili, Ernesto Cardenal, Ernesto Mejía Sánchez, también con Rosario, Jaime Sabines, Tito Monterroso, Emanuel Carballo, el grupo de los Basfumistas, como Daniel Dueñas, Casandra Rincón, Carlos Fuentes, Enrique Creel, Carlos Illescas. Formaron una revista en el Instituto Francés de América Latina que se llamó Barcos de papel. Empezaron a publicar en la revista América (con Miguel Guardia). Dice que estaba mucho con Rosario porque las dos eran muy tímidas y se apoyaban. Se fueron a la Complutense de Madrid un año, en medio del Franquismo, les hablaban de Isabel la Católica y de la Conquista. Ahí conocieron a Carlos Bousoño y Vicente Aleixandre. Rosario iba becada y ella como oyente. Al regresar Rosario se fue a Chiapas, tenía el teatro Petul, trabajaba en la universidad; le dio tuberculosis, estuvo como 6 meses en un hospital especializado. Cuenta que a Rosario le dieron la beca en el Centro Mexicano de Escritores, le ayudó porque tenía problemas económicos, pese a que dicen que era adinerada, no era tal, explica al respecto. Platica como conoció a su esposo Javier Peñalosa; veía sus traducciones cuando trabajaba en corrección de estilo. Le dijo Honorato Ignacio Magaloni, que tenía la revista Poesía de América, que Peñalosa era maravilloso y “Yo me casaría con él”. Coincidieron en el grupo de los ocho poetas, se enamoraron, se casaron y al mes tuvieron a su primer hijo, en total tuvo siete hijos. Habla de escribir por necesidad, que fue su libro La ciudad y el viento, publicado por la Universidad veracruzana. Sobre la entrega en el matrimonio, dice es la más definitiva, es darse. Cuando se tiene una vocación literaria debe contribuir, y no se arrepiente de haberse casado. Lee Qué es lo vivido. Hace guiones de historia de México para radio en el IMER. En la época de Granados Chapa trabajó en Radio Educación, realizó programas especiales, unos sobre Diego Rivera y una serie de Historia de la educación en México. Da clases en la escuela Carlos Septién García. Escribe poesía. De La Cartuja de Parma, comenta que siempre que la relee es diferente. Ella que es distraída y nunca es la ama de casa perfecta. Comparte su teoría de la sinceridad y la verdad de la poesía, esta última permite la universalidad. Leía poesía y de ahí se ejercitó. No contaba sílabas ni versos. Refiere a Manuel Ponce, opina que es muy cuidadoso. Ella escribe cuando tiene necesidad, no escribe confesiones, sino enfrentarse a problemas y resolverlos, “lucideces”. Ahonda sobre la verdad en la poesía. El campo de lucha de la mujer es más difícil que para el hombre. No es lo mismo expresar la verdad en prosa que en poesía. Tiene una voz interior que se ha impostado. Describe cómo trabaja, su proceso de creación. Opina qué tiene que hacer una mujer que escribe para dar batalla: escribir en prosa. La poesía desarrolla a la persona humana. Comenta sobre la diferencia entre verdad y sinceridad. Platica que cuando Rosario y ella conocieron a Gabriela Mistral, se llevaron una impresión terrible, tenía una gran soledad. Dice que ella no podía con esto. Rosario al inicio sí, pero después se dio cuenta que no. Lo trágico es lo más trágico. Lectura de otro fragmento de Qué es lo vivido.
Temas/Palabras clave
Literatura mexicana. Escritora. Poesía. Prosa. Mujer en la literatura
Idioma
Español
Fecha de transmisión
00/00/1987
Fecha de producción
00/00/1987
Fecha de codificación
09/08/2005
Observaciones
Este programa está contenido en los carretes 63, 64. Claves de digitalización: FN21060097869, FN21060097870. Datos biográficos: Dolores Castro. Nació en Aguascalientes, Aguascalientes, el 12 de abril de 1923. Narradora y poeta. Estudió Derecho y la Maestría en Letras Modernas en la UNAM; Estilística e Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid; Lingüística y Literatura en la ANUIES y Radio en el Instituto Latinoamericano de Comunicación. Ha sido profesora en las escuelas de Bellas Artes de Veracruz, Cuernavaca, Estado de México, en la UIA y la Escuela de Periodismo Carlos Septién García; fundadora de Radio UNAM y productora de programas radiofónicos; jefa de redacción de Barcos de Papel; miembro del consejo de redacción de Suma Bibliográfica. Colaboradora de Barcos de Papel, Fuensanta, La Palabra y El Hombre, Nivel, Poesía de América, Suma Bibliográfica, y Revista de la UIA. Premio Nacional de Poesía de Mazatlán 1980 por el poema “¿Qué es lo vivido?”. Premio Iberoamericano de Poesía Ramón López Velarde 2013. Premio Nacional de Ciencias y Artes en Literatura y Lingüística, 2014. Medalla José Emilio Pacheco 2016, por su trayectoria. En 2008, el INBA le rindió un homenaje por sus 85 años de vida.